domingo, 23 de noviembre de 2008

Una de traición...


Judas guió a los guardias que arrestaron a Jesús hasta el lugar donde lo encontraron y les indicó quién era besándole. Por su traición fue recompensado con treinta siclos de plata , pero al poco tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó en el templo. Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó ahorcándose de un árbol.



Siempre habrá un Judas Iscariote cerca de cada uno. Cosas que tiene la vida, ¡vaya!



Foto: Google images